lunes, 18 de octubre de 2010

No son ojos porque los ves, son ojos porque te miran - Guatemala

… Y cruzamos la frontera, acojonaos, yo por lo menos, pero la pasamos; aun limpios de pecado, eso de estar rodeados de policías y militares no lo llevo nada bien, me asusto tanto que pongo cara de sospechoso. Pero nada, nos fumigaron un poco la camioneta, hicimos unos cuantos papeleos, cambiamos los pesos por quetzales y adelante; nos lo pusieron muy fácil en todo momento.
De Guatemala

Nuestra primera impresión del país no fue muy buena, ya que lo primero que teníamos que conseguir era un seguro para la furgo y nos metimos de cabeza en la primera ciudad que había de camino (a unas dos horas de la frontera), Huehuetenango…un hormiguero de gente y polución, conductores y peatones camicaces. Casi atropellamos a unos locos en moto y de milagro no nos atropellan a nosotros. Los autobuses públicos, muy peculiares por sus extravagantes pegatinas, formas y colores, expulsaban por su tubo de escape un humo negro infernal que te hacían perderlos de vista cual pulpo expulsando su tinta, y te aturden y te impiden respirar. Lo peor de todo esto fue cuando vimos como una camioneta atropellaba sin compasión a un pobre perro a no más de diez kilómetros por hora; nos quedamos de piedra, tristes y rabiosos a la vez, yo no pude evitar gritarle algún duro insulto, y la pobre Eva, llorando, hasta casi vomitó al ver la escena.
De Guatemala

Viajamos otras dos horas hasta Quetzaltenango, para que nos hiciesen una revisión al coche y cerrar el trato, y al final resultó volver a hacer exactamente los mismos trámites que ya habíamos hecho en las otras dos sucursales, pero bien, ahora ya tenemos un seguro.

Salimos de allí en el mismo momento en que tuvimos los papeles y nos dirigimos hacia el lago Atitlán pero con la idea de hacer noche en cualquier lugar por el camino antes del anochecer, y tras una gran azaña de cruzar por carreteras derrumbadas, socavones como piscinas y tener que ir detrás de camiones pulpo, nos encontramos de pura casualidad con un albergue en plena naturaleza en el corazón de un bosque increíble de pinos que llegaban hasta las nubes, frescor invernal que tanto echábamos de menos y niños por todas partes que venían de excursión, les daban lecciones sobre ecologismo, jugaban con piñatas y comían al aire libre, pero luego lo llenaban todo de basura, se subían en un autobús pulpo… y para casa; quizás uno de los mejores ejemplos de la contradicción de este país.
El albergue era parte de un proyecto comunitario de una población maya K’iché, que promovía la participación y el aprovechamiento de los recursos naturales, siendo una alternativa a la deforestación que sufre la zona, así que decidimos quedarnos un par de días para conocer esta experiencia de trabajo y disfrutarla, hacer excursiones por las majestuosas montañas y ver como Siria se volvía loca buscando ardillas y extraños animales que sólo ella puede ver.
De Guatemala

El chico que se encargaba del mantenimiento, simpatiquísimo, atento, siempre con una sonrisa en la boca, se transformaba por la noche… y deambulaba por las instalaciones con un enorme perro y un fusil de dos cañones…
Y ya el domingo, tras ver una peculiar misa que hacía allí la gente del pueblo en mitad de la naturaleza con un grupo de música que desentonaba como una gallina en celo, salimos con la alegría de los que se van a ver uno de los lagos mas maravillosos del mundo rodeado de volcanes.
De Guatemala

Atitlan, un enorme lago, tanto que cuando empiezas a verlo desde la carretera da la impresión de que estás en el mar. Sobresalen de los bordes de sus costas tres enormes volcanes y por el resto de su espacio se extiende la selva.
De Guatemala

Pasamos unos días en Panajachel, que se encuentra a los pies del lago, y después de más de tres meses alquilamos nuestra primera habitación con sofá y cocina … mmmm …hogar dulce hogar. No es que seamos muy esmerados cocinando, pero un guisadito y unos espaguetis siempre se agradecen.
De Guatemala

Nos colamos en la reserva Atitlán, zona de densa selva y animales, y como siempre vedada para Siria (que no haría daño ni a una mosca…), así que nos perdimos apropósito por un costado sin indicaciones y nos sumergimos en la ruta. Lo absurdo fue que empezamos el camino por el final y nos perdimos la zona en la que habitan los monos aulladores…tendremos que conocerlos en otro momento.
De Guatemala

Y dejando aparcados el resto de pueblos de la zona, que vimos una semana después, nos dirigimos a La Antigua Guatemala, una de esas ciudades “burbuja”, como Malinalco o San Cristóbal de las Casa; son ciudades en las que se crea un ambiente un tanto especial debido al tránsito de viajeros, y a que se ha convertido en residencia de gentes de todo el mundo, que aportan su granito cultural a este cóctel de caras, músicas y sabores.
Aparcados en un hostal nos topamos con una furgo-casa que tenía una pegatina de Catalunya, y me puse a espiar el interior. Se llevó una sorpresa el muchacho que salió y me vio allí, agachada y con el morro pegado a su cristal, pero desde entonces andamos viajando con él, dos chicos argentinos y una chica alemana con su hijo… esto es una gran familia!! Andaremos un tiempito con ellos, hasta que los caminos se separen, pero la ruta ha continuado una semanita más, y esto os lo dejamos para la próxima entrada.
De Guatemala

Besos y abrazos para tod@s, y una disculpita por el retraso en escribir…